SALVADOR FERRER MARTÍ es un artista valenciano, nacido en Cullera en 1939 y que salió de España hacia 1971, residiendo en Alemania, donde realizó múltiples exposiciones. Fue en 1985 cuando regresó a Cullera y allí frente al mar comenzó sus trabajos actuales, combinándolos con desplazamientos a la búsqueda de nuevas fuentes de inspiración. Mas de su estancia frente al mar y en nuestras latitudes su obra lleva una indeleble huella de la luz mediterránea.

Contando con una paleta exuberante de gamas cálidas, supo elaborar la presente colección, dónde en una línea figurativa realiza unas obras en las que destacan los paisajes en sus vertientes de paisaje rural y de secanos, sus bellas marinas en las que hábilmente sabe enlazar las rocas y el mar. 

Su producción actual dentro de una línea muy personal, se enmarca dentro de un expresionismo mediterráneo que dota a sus obras de una luz propia. Si consideramos al expresionismo, como lo fue en inicios, esencialmente alemán, SALVADOR FERRER nos transmite su propia y personal visión adecuándola a la concepción mediterránea, su dominante, que es el color, lo emplea de forma muy adecuada y acertada con unas reminiscencias panteístas y un cromatismo paralelo a su deseo agudo de renovar el mecanismo de la percepción. 

SALVADOR FERRER con su mensaje y lectura en clave expresionista, llega como parte de una herencia artística del siglo XX es interesante observar cómo su obra logra plenamente integrar el espectador con sus cuadros. Indudablemente SALVADOR FERRER se encuentra en un buen momento plástico y con muchas andaduras por desvelar, y es así que sigue, y sigue incansablemente en su bello refugio-estudio frente al mar, planteándose nuevos problemas plásticos y resolviéndolos, para con su saber pintar transmitirnos su mundo y el momento artístico de un entorno y una muy personal forma de entenderlo hasta conseguir que su obra nos observa. Nos encontramos ante un momento difícil y complicado del arte, frente a múltiples ismos y confusionismos, y es por ello que nos complace de forma inmensa comprobar que artistas de la talla de SALVADOR FERRER existen y que son como una nueva luz que brilla en el ocaso de un siglo y ante el próximo alborear de otro, y nos suena como un clarín anunciador de un nuevo y poético amanecer.